La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

lunes, 3 de agosto de 2015

Let It Be


Se han cumplido cincuenta años de los dos conciertos que los Beatles dieron en España, y a todos los seguidores de la banda de Liverpool nos ha vuelto esa morriña que nos aflige de vez en cuando, como si la beatlemanía fuera una enfermedad crónica de la que hay que esperar recaídas ocasionales. Si hago memoria, creo que el virus lo contraje a los doce o trece años, y fue por culpa de un par de singles que mis primos ponían constantemente en su tocadiscos. En la cara A del primero estaba A Hard Day’s Night. Por entonces a mí este disco me gustaba mucho más que el otro, que era el single de Let It Be. No parecían el mismo grupo, ni por música ni por la pinta que mostraban en las fotos de las portadas. Los chicos sonrientes del primer disco se habían convertido en hippies melenudos en el segundo. Los Beatles del año 64 eran como los hermanos mayores que todos los críos queríamos tener. Los de 1970 (año en que se publicó Let It Be) parecían tipos poco recomendables, individuos de esos que se drogaban y atentaban contra el orden establecido. Con el tiempo llegamos a comprender que aquel cambio era como una metáfora de nuestras propias vidas, el tránsito entre la niñez y la juventud, de los flequillos y los pantalones cortos a las litronas y los canutos, de jugar al «pillao» en la calle a correr delante de los maderos en una manifestación de estudiantes. Me sigue gustando Qué noche la de aquel día, aunque sin duda ahora me identifico mucho más con Let It Be, que habla de cosas que provocan dolor, cosas que no merecen la pena y que es preferible dejar atrás.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 10/7/2015

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